jueves, 14 de julio de 2011

Felipe González

Acta de conciencia


“A crear unos versos por la educación
por la libertad de expresión
para ser libre y volar alto
y para no empeñar mi alma al mismísimo cachúo.”

He pensado como caminar por este sendero de piedras destruidas,
comenzando en una propuesta de valores,
comiendo del aire gris que se conserva fresco a la intemperie.
No obstante descubrí que los años van dejando huella por la ciudad,
al darnos cuenta que olvidamos el camino,

volviéndonos cada vez más fríos.

Los conflictos en gran parte se forman por interés,
queriendo obtener a toda costa lo que el otro tiene,
es como un acto de asalto.

Peleamos, lastimamos a los niños, asesinamos
y después le echamos la culpa a las guerras a los gobernantes,
por el sistema económico, por límites fronterizos o por tan solo política.
Si hubiera conciencia de humanidad sería más fácil sobrellevar los conflictos,
evitando dañar la cultura.

Las voces son libres y autónomas,
si callamos solo somos personas sumisas,
actuando como dice la mayoría,
sin que nuestros corazones vuelen por los cielos.

En este acto de caminar otra vez entre los mortales,
es para dar conciencia de que la vida puede ser tranquila.

Demostremos al mundo que aún podemos vivir en paz.

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